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Efectos del trastorno negativista desafiante en el rendimiento escolar

Tanto en el ámbito de la educación como en el de la psicología clínica es de gran importancia para los profesionales reconocer las dinámicas conductuales de desobediencia que llevan a cabo niños y adolescentes tanto en su entorno familiar y social como en la escuela o el instituto.

Este interés en estudiar las conductas disruptivas y desadaptativas por parte de una persona de corta edad nace por el objetivo de ayudarles a superar sus problemas diarios, a cambiar su comportamiento y visión del mundo evitando que se acostumbren a vivir en los marcos de la delincuencia y la marginalidad, y también de educarlos para que puedan aprovechar las oportunidades de mejora y progreso como individuos bien integrados en la sociedad. A fin de cuentas, la salud mental y el bienestar emocional no son hechos aislados, sino que están siempre ligados a las dinámicas psicosociales que nos rodean desde el momento de nacer.

Aunque es habitual que muchos niños y adolescentes presenten actitudes de desobediencia o negativas en algunos momentos, existe un trastorno de la salud mental que se basa en una alteración del comportamiento y una desobediencia permanente de todo tipo de reglas y normas sociales.

Este fenómeno se conoce como trastorno negativista desafiante (TND) y es una de las alteraciones más estudiadas en el mundo de la psicología, por su importancia en la clínica y por constituir un verdadero problema de salud mental y un obstáculo para el correcto bienestar de la persona afectada y de la convivencia con su entorno social, escolar y familiar.

Si quieres conocer más en profundidad acerca de este fenómeno, te interesará este artículo, dado que aquí daremos un repaso a los principales efectos del trastorno negativista desafiante en el rendimiento escolar, así como varias estrategias de psicoterapia que los psicólogos utilizamos para ayudar a estos jóvenes y a sus familias.

¿Qué es el trastorno negativista desafiante?

El trastorno negativista desafiante es una alteración psicológica caracterizada por una serie de conductas de desobediencia inadecuadas y disruptivas que son llevadas a cabo por el niño o el adolescente.

Otra de las características principales de este trastorno consiste en que el niño presenta una intención consciente y voluntaria de desobedecer a las figuras de autoridad de su entorno, sean cuales sean y por todos los medios que encuentre en su haber.

Se trata de un trastorno que puede ser fácilmente identificado si se tienen en cuenta tanto los patrones de comportamiento clásicos como los síntomas psicológicos y criterios necesarios para que una persona sea diagnosticada con este tipo de alteración.

Según el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-V), para diagnosticar a una persona con trastorno negativista desafiante debe presentar en su vida diaria al menos 4 de los siguientes síntomas: molestarse con facilidad; perder los estribos con frecuencia, discutir con los adultos, romper las reglas, enojarse a menudo, molestar o herir a alguien a propósito o culpar a otros de su comportamiento.

Para diagnosticar un trastorno negativista desafiante es necesario que estos síntomas duren al menos 6 meses y se lleven a cabo contra personas que no sean de la familia, como puede ser una hermana o un hermano.

Estos y otros patrones conductuales propios del trastorno negativista desafiante tienen una influencia determinante en la vida de la persona y en todos sus ámbitos de relación diaria. A continuación veremos de qué manera este trastorno afecta al rendimiento escolar del niño o el adolescente que lo presenta.

Principales efectos del trastorno negativista desafiante en el rendimiento escolar

El trastorno negativista desafiante puede ser una fuente de verdaderos problemas en el rendimiento escolar de la persona que lo presenta. A continuación veremos de qué manera este trastorno afecta al comportamiento del menor en la escuela o en la realización de los deberes.

1. Desobediencia a la autoridad

La desobediencia a las figuras de autoridad es una de las principales características de las personas que presentan un trastorno negativista desafiante y este síntoma suele afectar en gran medida a su rendimiento escolar.

Estar constantemente desafiando y provocando tanto a profesores como a compañeros de clase e incluso directores, acaba ocasionando una distracción en clase de la persona con trastorno negativista desafiante y un déficit de interés o cumplimiento de los contenidos académicos que se estudian en todo momento.

2. Distracciones frecuentes

Así pues, podemos afirmar de manera categórica que las distracciones suelen ser habituales en casos de trastorno negativista desafiante como consecuencia de su conducta disruptiva y tendente a interrumpir y ralentizar las clases y lecciones.

Las distracciones afectan tanto a la persona con el trastorno como a sus compañeros de clase, que acaban siendo víctimas de dicho trastorno en igual medida y distrayéndose a causa de la conducta del niño o adolescente con TND.

3. Desobediencia de las reglas

La desobediencia sistemática hacia las reglas de todo tipo e incluso hacia las demandas y directrices de los profesores, también acaba generando que el niño o adolescente no llegue a cumplir con las responsabilidades diarias.

Es por eso que las personas con TND suelen tener siempre trabajo atrasado y al no hacer caso de sus profesores, terminan por no aprender lo que se enseña en cada lección.

4. Conflictividad escolar

La conflictividad con los compañeros de clase o de curso es muy habitual en cualquiera de los cursos por los que pueda estar pasando la persona con TND.

Esto significa que el niño o el adolescente acostumbra a tener conflictos de todo tipo con sus compañeros de clase, incluso puede llegar a tener peleas fuertes con violencia.

5. Otros trastornos asociados

El trastorno negativista desafiante suele estar ligado a la aparición de otros trastornos psicológicos como puede ser la ansiedad, la depresión, el estrés o los trastornos del aprendizaje. Todos estos trastornos contribuyen a empeorar la salud mental de la persona y también a interferir en su rendimiento escolar.

6. Déficits en la capacidad de atención

Además de eso, el TND puede estar vinculado a determinados déficits cognitivos o problemas de aprendizaje que dificultan adquirir los conocimientos básicos en el tiempo en el que lo hacen los compañeros de la persona. En este sentido, destacan los problemas de atención, dado que estos menores sienten desinterés hacia los desafíos que les plantea la escuela más allá de las relaciones informales con el resto de compañeros.

7. Falta de compromiso

La falta de compromiso que presentan las personas con trastorno negativista también contribuye a empeorar notablemente su nivel de rendimiento escolar y sus notas a largo plazo; simplemente, piensan en metas relacionadas con deseos cortoplacistas, poco vinculados a las ambiciones académicas o de desarrollo personal.

Esto es así porque la persona jamás se compromete a estar al día con los deberes ni a estudiar diariamente, así como tampoco a realizar trabajos de grupo, ni a ayudar en lo que sea a sus compañeros de clase.

¿Qué hace un psicólogo para tratar el TND?

Existen varias estrategias y recursos terapéuticos que son de gran ayuda al atender a estos jóvenes y a sus familias, pero en el ámbito de la psicología, los más destacados son los siguientes:

  • Entrenamiento de las habilidades de reconocimiento de las emociones.
  • Establecimiento de sistemas de incentivos y de motivación que rompa con la dinámica cortoplacista
  • Establecimiento de referentes y elementos de modelado (para que el joven sienta interés en imitar a alguien mejor adaptado a vida social).
  • Entrenamiento en estrategias de comunicación asertiva poniendo el foco en sus consecuencias ventajosas.
  • Dinámicas de reconocimiento y apreciación de los progresos realizados hasta el momento.
  • Sesiones de psicoeducación para los padres y madres.

Además de etas medidas pertenecientes al contexto de la psicoterapia, en ocasiones se recomienda también recurrir al tratamiento farmacológico para tratar los casos de mayor intensidad. En situaciones de este tipo, pueden llegar a utilizarse psicoestimulantes y estabilizadores del estado de ánimo, aunque siempre siguiendo a rajatabla las indicaciones del médico.